miércoles, 8 de abril de 2009

Sara, la perra

Hace tiempo que queremos contaros la historia (trágica, a partir del día de hoy) de Sara, la perra del niño-flauta.
Erróneamente en el pasado pensamos que su nombre era Tuki, y la veíamos subir y bajar escaleras de manera lenta y costosa debido a una cojera en la pata trasera (o delantera, qué más da).
El caso es que muchas veces a través de las paredes la oíamos quejarse, o divertirse, es difícil diferenciar los ladridos, y en contadas ocasiones escuchamos cómo para dirigirse a ella utilizaban el nombre de "Sara".
"Sara, eres una marrana" se oía. "Sara, para, sal de aquí te he dicho!" o también "Bájate de ahí, perra puerca" (sí, sí, lo que leeis).
Estas frases han dado en las últimas semanas mucho juego en el Yellow, ya que también contamos con una Sara a la que, para hacer la broma, chillamos como si fuese una perra (suena mal, lo sé). Suponiendo que los habitantes del 3º2ª pensaban que nos burlábamos de ellos, con el desconocimiento que, aunque sí un poco, nosotras tenemos nuestra propia Sara, cada vez hemos visto deteriorarse la relación entre los padres del niño-flauta y su animal de compañía, que, junto a su flauta, son los únicos que le entienden cuando los padres se ponen energúmenos (en contadas ocasiones).
Todo, hasta esta mañana, cuando provenientes del piso contiguo hemos escuchado "Me cago en la p--- perra de los coj----, me ha destrozado la almohada, me la ha estropeado!" -decía el padre, que por la voz suena muy a Bonilla- "Me la ha destrozado y es una almohada cara, ya estoy harto! Cuando vuelva hoy quiero a la perra fuera. O se va ella o me voy yo, ya os las arreglaréis, no me importa, cuando vuelva no puede estar en esta casa".

Triste, ciertamente. Sara nos abandona.
¿Cómo se sentirá Sara? ¿Y el niño-flauta? ¿Qué opináis al respecto? Os dejamos la encuesta semanal para ello...

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